La situación
Según lo que hemos podido observar, las particularidades del hábitat contribuyen al desarrollo de situaciones de riesgo para la salud de sus habitantes. El barrio está organizado por manzanas, sin embargo, las calles carecen de trazado, los terrenos son irregulares y mayormente sin asfalto; la mayor parte de las manzanas no está claramente delimitada, la numeración de las casas no es correlativa y la gran mayoría de las casas no presenta número en su puerta. Esto provoca que muchas personas desconozcan la ubicación de su vivienda. Otras características de la zona son la falta o escasez de alumbrado y mantenimiento, y la carencia de espacios verdes. La recolección de residuos no se realiza en forma domiciliaria sino en la periferia del barrio lo cual genera un espacio propicio para la presencia de roedores y plagas que actúan como vectores de diversas enfermedades. No es posible instalar líneas telefónicas en los domicilios particulares. En cuanto a la accesibilidad a los medios de transporte, la misma es escasa: sólo dos líneas de colectivos circulan por la periferia del barrio y no existen medios de transporte que vinculen en forma directa a los Centros de Salud con el Hospital de referencia, J. M. Penna. La precariedad es un factor común a todas las viviendas del barrio: ambientes húmedos, pisos de tierra, falta de ventilación y de luz natural, construcciones a medio terminar, inseguras, baños ubicados en el exterior de la vivienda, hacinamiento. Generalmente, no cuentan con provisión de agua potable por cañería dentro de la vivienda y en algunos casos no disponen de inodoro con descarga de agua. La mayor parte de las viviendas tienen conexiones “caseras” construidas con materiales no apropiados e inseguros que ocasionan descarga de líquidos cloacales en la red pluvial; descarga de agua de lluvia en la red cloacal, provocando desbordes de la red y anegamientos; descarga de líquidos cloacales a cielo abierto; contaminación del agua; acumulación de residuos y malezas. De acuerdo con los datos del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2001, más de la mitad de la población y de los hogares de Villa 21-24 presentan NBI (necesidades básicas insatisfechas). Al analizar la estructura piramidal de la Villa 21-24 nos encontramos con que la misma es predominantemente joven, presentando una base ancha que da cuenta del predominio de niños, y que progresivamente se afina por una presencia cada vez más baja de adultos y adultos mayores. Esta forma se explica por la combinación de distintos factores demográficos, entre ellos, el comportamiento reproductivo de los sectores populares y la dinámica migratoria de personas que se encuentran en las consideradas “edades productivas”. En la información reproducida por los efectores de la red asistencial de salud del GCBA, se señala como los principales problemas de salud del barrio: la contaminación ambiental (aire, suelo y agua) provocada por la proximidad al polo petroquímico (la villa 21-24 Barracas forma parte de la cuenca Matanza –Riachuelo), el aumento en los niños y jóvenes de consumo de drogas ilegales –pasta base en su mayoría-, situaciones de violencia estructural, la situación habitacional (precarización de viviendas, desempleo, desalojos, hacinamiento, déficit de redes cloacales y de acceso a agua potable, etc.), problemas respiratorios, déficit nutricional, parasitosis, problemas de salud bucal, enfermedades de transmisión sexual, entre otras. El conjunto de estos datos evidencian la existencia de marcadas desigualdades en relación al acceso de bienes y servicios esenciales, que padecen los habitantes de Villa 21-24. Por tal motivo, creemos que el sistema de salud no puede por sí mismo dar respuesta a todas las necesidades planteadas por la población ni el acceso a los servicios puede garantizar por sí solo la resolución a la calidad de los cuidados requeridos.