Esta exposición de Adrián Fortunato puede entenderse como un juego,pero se requiere una salvedad: nada es más serio que un juego.En los juegos se juega todo.Esta exposición puede entenderse como una incursión metafísica.esto también merece una salvedad: la metafísica no es un tema de la filosofía.Nos incumbe a todos y es tema central de la arquitectura;no su mera especulación sino su concreto ejercicio.Esta exposición habla del dibujo y la construcción, habla para interpelarlos.Habla para no garantizarles tranquilidad.Esta exposición disloca las fronteras entre representación y realidad, entre símbolo y materialidad.