La violencia económica es una forma de control y de manipulación que se muestra a través de la falta de libertad que el agresor ofrece a la víctima en la realización de gastos necesarios para cubrir sus necesidades. La víctima debe dar justificación constante de aquello que ha hecho, de dónde ha gastado el dinero y también, no dispone del presupuesto con la libertad que merece. Hasta el punto de que incluso en el caso de aquellas mujeres que trabajan pero sufren violencia económica, deben entregar su sueldo cada mes a su pareja y él es quien gestiona el dinero.